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domingo, 27 de septiembre de 2015

SOBRE LA CONSCIENCIA SOCIAL Y LA FALACIA "EL CAMBIO ESTÁ EN UNO MISMO"

La consciencia política y social implica una revolución interna, es aprender que sí, el cambio está en uno mismo, pero hasta cierto punto. Hay límites para el cambio individual porque el individuo en sí mismo, así como tiene potenciales, tiene límites. 

Después viene el cambio colectivo, el incidir en conjunto. Cuando se entiende esto, se aprende 'a soltar', es decir, a entender que lo material es secundario. Necesario, pero no indispensable, ni primario. El dinero sirve, pero para lo que es. No es atesorarlo, ni pisotear a otros para obtenerlo y así "ser-mejor" (y aquí entra el conocido aspiracionismo del mexicano 'wannabe'). 

Cuando se comprende lo anterior se da el siguiente paso: informarse y aún más allá: involucrarse. Y no tiene nada que ver el famoso "mientras-a-mí-no-me-suceda-¿a-mí-qué?-que-se-jodan-¿yo-porqué?", pues es una de las expresiones más viles y egoístas que puedan existir. 

Todo esto envuelve el cambio colectivo. 

Desafortunadamente son temas demasiado profundos y humanos para muchos. Hay a quienes basta mostrarles el signo de $ para saber de lo que son capaces de hacer y mientras existan este tipo de ambiciones, ahí se sigue empoderando el neoliberalismo, con sus guerras, invasiones, intervenciones y tantas vejaciones a la dignidad, no solo humana, sino hasta de nuestra hermana Naturaleza.

EL MÉXICO DE CONTRASTES


Donde se antepone la dura realidad de México, con la esperanza. Yo me aferro a lo segundo...



EL DÍA DE LA INDIGNACIÓN

Un canto de justicia que no es, ni será, un último intento. No es rendirse ante la caída, ni desistir aunque se llore, aunque se sangre. No es pensar solo en uno mismo. Si así fuere, no dolería.

Que no se agoten las fuerzas, ni la energía, ni la alegría, ni el clamor. Que no se apague la luz. Que ante la ausencia del cuerpo el alma persista y el recuerdo y la rabia… junto con el amor.











































































*El colofón: Ellos, la esperanza...