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martes, 9 de febrero de 2010

MEMORIA HISTÓRICA II - EL GOBIERNO LEGÍTIMO DE MÉXICO

Inmediatamente después de que el TRIFE hiciera válido y legal el gran fraude electoral del 2006, mismo que con el paso del tiempo se sigue reafirmando ya no solo por datos matemáticos, sino también por el actuar actual del que usurpó la Presidencia de la República con todo y los que le rodean, vino el inmediato pronunciamiento de Andrés Manuel López Obrador de no reconocer, ni dicho "triunfo", mucho menos a Felipe Calderón como presidente.

A mí me queda muy claro que un primer paso radica en la mentalización, misma que pasa a las palabras y de ahí a las acciones. Imposible hoy en día me resulta referirme a Felipe Calderón Hinojosa como presidente, simplemente no puedo hacerlo, por eso me resulta increíble que incluso comunicadores que, efectivamente, defienden las causas sociales, no están vendidos al sistema corrupto y de alguna manera son concientes que algo irregular sucedió el 2 de julio del 2006, todavía se atrevan a llamarle así. Es incongruente.
Así mismo, infinidad de motes se ha ganado el individuo a lo largo y ancho del país: desde pelele, pasando por títere, espurio, FeCal (iniciales de su nombre y primer apellido, lo cual ha devenido en grotescas imágenes de heces fecales para representar a su persona), chaparro, borracho, vendepatrias, en fin...

Quizá quienes lleguen a leer esto y lo vean con ojos extranjeros puedan sorprenderse, quizá hasta asustarse: ¿cómo puede faltársele al respeto y de esa manera a quien ostenta y representa la investidura presidencial de una nación? Hay una respuesta, ¡claro que la hay!, pero para eso, no tendrían que sumergirse solamente en el contexto del léxico de nuestra muy folklórica nación en lo que respecta a epítetos, sino que también tendrían que haber experimentado la etapa post-electoral dentro de los zapatos de muchos que vivimos en carne propia dicho fraude electoral para entenderlo... y aún así quién sabe: por aquellas fechas, el encono mediático era tan marcado que el asunto se reducía a México contra México, mexicanos contra mexicanos, compatriotas que nos encontrábamos confrontados entre nosotros mismos desde la etapa misma de las campañas presidenciales. Cuando reflexiono en esto, comprendo porqué hemos sido un país tan maleable a condicionamientos de naciones extranjeras: porque hemos sido a lo largo de la historia y hoy en día lo seguimos siendo, nuestros propios enemigos. México es una nación de traidores y me duele decirlo, pero incluso ahorita mismo lo estamos viviendo con la manera en que los partidos de izquierda se están aliando a los partidos de la derecha. Eventos absurdamente bizarros de ese tamaño solo en México pueden sucederse.

Así pues, con aquella polarización que degeneró en odio, así fue que nos encaminamos al 20 de noviembre de 2006. Fue un lunes muy frío, nublado y con rachas de viento que daban bofetadas en nuestros rostros, pero aún así ahí estuvimos muchísimos en ese Zócalo. Por aquél entonces, los detractores de AMLO esperaban con ansia ver la foto aérea, pues se la pasaban contando hasta con alfileres para tratar de contabilizar cuántas personas llegaban al Zócalo y revisaban con lupa si éramos capaces de abarrotarlo. Recuerdo también las fotos caricaturizadas de un AMLO ya con su banda presidencial. Imposible era ver al Gobierno Legítimo como un gobierno de sombra, un camino alterno, una manera de oponernos a un fraude y a una burla a la democracia. Muchos no lo vieron así, o no quisieron hacerlo. El gobierno de AMLO más bien era algo para la mofa, para la burla y así como recuerdo a muchos compatriotas de estados norteños muy ufanos creyendo que por haberse pintados sus estados 'de azul' ya se habían librado del naco ese que hasta mal habla y pronuncia las palabras, hoy quisiera ver a los ojos a los mismos, pues son los estados del norte de mi país los más castigados en lo que respecta a violencia, narcotráfico y crimen organizado. Y no es burla de mi parte, es solo que día a día voy comprobando todo lo que tiene que acontecer para que muchos, hoy y ahora sí, se den cuenta de que en 2006 hubo un fraude electoral y, por supuesto, hoy también comienzan a entender los porqués.

Ya desde ese entonces, AMLO se comprometió a ser constante denunciante de los atropellos, también se comprometió a que no se iba a permitir aumento en impuestos o privatizaciones de los recursos energéticos de nuestra nación y sé que por esto muchos pueden preguntarse: ¿y entonces?, pero no debemos olvidar que la mediocracia combinada con oligarquía siempre busca y seguirá buscando recovecos para confundir a la sociedad que todavía no tiene la costumbre de informarse y ver más allá. Hoy en día podemos palpar el impacto que han tenido campañas como el voto nulo y/o blanco, hoy sabemos lo que es que la derecha infiltre a la izquierda mediante personajes tan turbios y bajos como Jesús Ortega. Si bien es cierto que la lucha por la defensa del petróleo dejó el antecedente de que temas importantes y trascendentales pueden ser llevados a debates a nivel nacional y de manera pública, así la clase política y sus esbirros hagan berrinches traducidos en spots televisivos, ese es tan solo un poqueñísimo logro comparado con el sinfín de golpes que nos han asestado y no solo al movimiento, sino a la sociedad en general. De ahí que sostengo y cada día me convenzo más de que solo una sociedad unificada, solidarizada y bien informada es la única solución para salvar a nuestra nación. Solo cuando la persona es capaz de ver más allá de su individualidad y se abre sin temores y sin prejuicios hacia el dolor ajeno por una injusticia aunque ésta no lo alcance a tocar, solo entonces creo que puede entenderse la frase con la cual nos taladra AMLO una y otra vez: solo el pueblo puede salvar al pueblo. Hoy en día, creo yo y sin temor a equivocarme, los compañeros del SME pueden ser fiel testimonio de esto, pues hoy están ellos aquí, abanderando actualmente movilizaciones, acciones y asambleas en donde el punto central es el mismo que ya desde 2006 AMLO venía diciendo/avisando/advirtiendo. Hoy que reflexiono al voltear hacia aquél 20 de noviembre del 2006 es que pregunto de manera abierta y honesta: ¿en dónde estuvieron esos compas con los que hoy yo me solidarizo? Y aclaro que esta pregunta no la hago ni como un reclamo, ni solamente a los compañeros SMEítas. Esto es una pregunta abierta y es la forma que tengo para tratar de dar a entender que tarde o temprano los eventos a todos nos alcanzan, a todos nos pegan y en todos influye. El gran fraude electoral del 2006, por la obvia razón de que era un golpe bajo a la democracia de trascendencia nacional, fue uno de esos eventos que a nadie debió haber pasado desapercibido, ¿pero qué puedo pedir en este sentido, si una tragedia como la de los niños que murieron quemados en le guardería ABC pasó tan desapercibida como si nadie, o casi nadie, fuera padre o madre?.

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Imágenes de aquél 20 de noviembre:

La gente se encaminaba desde temprana hora rumbo al Zócalo. En estas fotos, entrando por Madero...




También hubo quien se esperó por horas. Muchos que venían de provincia pernoctaron en el mismo lugar donde los retraté...



Familias completas esperando. Muchos muy atentos, invitaban a otros una torta, un café, un atole...



Las mantas con este tipo de leyendas y frases dejaban entrever que si AMLO así lo solicitaba, entonces se tomarían las armas. Obviamente, la violencia es lo que menos se desea por muchas razones, pero en esos días el porcentaje de mexicanos enojados y dispuestos a todo (lo que se dice TODO) era considerablemente alto. En este punto entiendo a lo que se refiere Andrés Manuel cuando habla de una revolución de las conciencias, no de armas, misma que conlleva a una evolución de las ideas y del pensamiento. Siendo que a veces también lo considero un visionario, me queda claro que lo que él propone es una revolución que deje resultados a plazo muy largo y duradero y no que queden muchos adeudos pendientes como todavía hoy en día los tenemos desde luchas como las de Independencia y la Revolución...



El respeto se gana. FeCal nunca se lo ganó...




Personas a quienes hoy conozco muy bien, ya desde entonces me las encontraba, aunque en calidad de 'desconocidos'. ¿Con cuántos no me habré cruzado en aquél entonces que hoy son conocidos y camaradas míos?...



Preparando el escenario...



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* El colofón: Dijo AMLO ese histórico día que 'un gobierno divorciado de la sociedad no es más que una fachada, un cascarón, un aparato burocrático' y eso es una realidad que nadie podemos negar. Pero entonces, ¿cómo hace una sociedad para no estar divorciada de sí misma? Y me remito, nuevamente, a todo un listado que podría poner aquí pero que ni caso tiene hacerlo, de tantas y tantas atrocidades que suceden y en donde pocos hacen algo más que indignarse y decir '¡qué barbaridad!, ¿qué vamos a hacer?'

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