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jueves, 15 de abril de 2010

LA VERDADERA HISTORIA DE 'JUAN PUEBLO'

En México la historia es la misma: Juan Pueblo somos muchos, de hecho casi todos. Los habemos de todos los colores, olores y sabores; viajamos en metro, en micro o en auto propio, éste último muchas veces pagado a mensualidades, pocas veces pagado al contado; podemos vivir en casa propia o rentada, muchas veces esa casa es un huevito, otras veces hay la suerte de que sea más amplia y esto, más que ir de acuerdo a las necesidades, opera en base a las posibilidades. Pero no dejamos de ser Juan Pueblo.

Juan Pueblo pareciera que arrastra una maldición: supuestamente ante la ley todos somos iguales y resulta que también para salir adelante todos somos iguales, pues a todos los Juan Pueblo nos va como en feria para lograrlo. Vivimos en un país en donde vivir decorosamente cuesta el triple de esfuerzo y quizá más.

Hay algunos Juan Pueblo que me resultan materia de análisis: se sienten de otro mundo, pero no dejan de ser Juan Pueblo. Muchos de esos Juan Pueblo que no radican en México, salieron del país buscando una mejor oportunidad y afortunadamente la encontraron … pero se olvidan de lo que sufren los Juan Pueblo que se quedan en México. No sé, a veces me da la impresión de que por radicar o por haber nacido ya en otro país les deja de circular por la sangre el Juan Pueblo que todos llevamos dentro y se les infiltra el Brad Pitt que nunca llegarán a ser. No sucede con todos, por supuesto, pero es usual toparse con esos Juan Pueblo muy a menudo. Por supuesto, también están los Juan Pueblo que no necesariamente viven fuera de México, pero aún con ello y de alguna manera pareciera que en algún momento dado se hicieron la transfusión sanguínea de un Brad Pitt como una mujer inconforme de su figura se haría la cirugía estética. Estos Juan Pueblo son los más jocosos, pues suelen referirse a otros Juan Pueblo de manera despectiva. Esos Juan Pueblo, o no conocen los espejos, o no les gusta mirarse en ellos.

Miro a la comunidad Tec., misma que también es Juan Pueblo, le guste o no. De repente, de golpe y porrazo (¡y vaya golpe!), a esta comunidad acostumbrada a formar parte de la élite intocable y segura por el poder que el dinero supuestamente da, recién le hicieron sentir lo que es ser Juan Pueblo. ¿Verán algún día la justicia por ser jóvenes de la privilegiada comunidad Tec.? Yo lo dudo, pues las reacciones del pseudo-gobierno en torno a los dos jóvenes que cayeron abatidos por las balas indican que poco importa si son de la siempre muy renombrada comunidad Tec., igual no dejan de ser Juan Pueblo y tan los han hecho sentir Juan Pueblo que de entrada ya los tenían catalogados como delincuentes. Hoy esos Juan Pueblo Tec. han salido a marchar exigiendo justicia y paz social, ¡qué lejanos aquellos días en que otros Juan Pueblo solo existían y marchaban en el DF! ¿Hoy ya quedará más claro que Juan Pueblo no es necesariamente un rijoso revoltoso de piel morena, feo, apestoso y naco? Lo dudo: también existe el Juan Pueblo que está viendo y no ve. No importa si día con día tiene que hacer vericuetos y más ridículos para justificar lo injustificable: para esos Juan Pueblo todo está bien, todo se justifica y mejor no se quejen, bola de rencorosos y envidiosos.

Y es que he aquí el verdadero meollo de llamarnos Juan Pueblo: que no somos nada ni nadie, ni ante la ley, ni ante las instituciones, ni ante el pseudo-gobierno, ni ante nadie, así un Juan Pueblo aplauda cual foca entrenada justificando y defendiendo, la realidad es que ese Juan Pueblo que aplaude está igualmente abandonado y desprotegido. ¿Acaso todos los Juan Pueblo somos sacrificables hasta en nuestra vida? Me he llegado a preguntar si de eso se trata.

Pero… ¿quieres dejar de ser Juan Pueblo? De hecho hay una forma: pregúntale a Slim, a Azcárraga, a Salinas Pliego o Roberto X. Gonzalez. También te sugiero le preguntes a Coppel y muy en específico a este "exitoso empresario" pregúntale también cómo le hace para ser alguien sobresaliente entre tanto Juan Pueblo. Yo tengo la respuesta: manda correítos electrónicos para convencerte por quién has de votar en una elección presidencial. Te pinta el lecho de rosas sin espinas con un único fin: que nunca salgas de tu estado de perico-perro (que no dejes de ser Juan Pueblo, pues) para que él pueda triunfar y sobresalir mientras tú vivas comprando en abonos chiquitos, no tanto para pagar poquito, sino porque es la única manera que tienes para hacerte de alguna posesión. Ese es un excelente método para dejar de ser Juan Pueblo: inyecta miedo a los Juan Pueblo crédulos de las catástrofes, total: ya tienes ese miedo natural al socialismo/comunismo/izquierda y todo lo que se le parezca de tu lado, tú solo atizas un poco más el fuego y listo: polarización conseguida y triunfo asegurado en una tierra llena de temerosos e ignorantes Juan Pueblo.

Y si todavía quisieran salirme algunos tercos e ingenuos Juan Pueblo a decirme que no debo envidiar a esos "grandes hombres" y que mejor yo me ponga a trabajar para salir adelante y triunfar, porque además de triunfadores, esos también son hombres "muy buenos" porque generan empleos (ajá…) y además son piadosos porque cooperan para muchas causas de caridad (seguramente…), basta tratar de ahondar en el pasado de cada uno de esos grandes hombres: ¿de verdad habrán logrado su éxito partiendo de la nada?, ¿habrán empezando siendo un Juan Pueblo cualquiera, que en base al sudor de su frente, a su trabajo y sin doblar las manos ante cualquier oportunidad de chantaje y/o soborno lo logró?, ¿habrán empezado de verdad desde cero sin la ayuda, empuje y/o protección de los padres?, ¿habrán empezado desde cero sin contar con alguna herencia familiar, sea en dinero o propiedades?, ¿habrá alguno de ellos que no arrastre una historia de abolengo familiar terrateniente, hacendario o de cacicazgo? Y si me planteo estas preguntas es porque me viene a la mente una excelente radiografía que alguna vez hizo Olga Wornat de los hijos Bibriesca. Mejor ejemplo para mostrar como un típico Juan Pueblo puede pasar a tener nombre de la noche a la mañana no hay más emblemático que el de Manuel Bibriesca Jr. y sin temor a errarle esa puede ser la historia de muchos "triunfadores" en nuestro México lleno de Juan Pueblo ciegos, alcahuetes y permisivos de que este tipo de "triunfadores" pululen, nos mal-gobiernen y encima los tengan posados en el pedestal de los hombres buenos que hacen mucho por México.

¿Lo increíble?: que también hay muchos Juan Pueblo que suelen girar cual pequeños satélites alrededor de estos "exitosos mexicanos" con nombre. Suelen ser rémoras que mendigan sus migajas, lame-suelas que muchas veces con aplaudirles sus corruptelas ya sienten que dejan de ser Juan Pueblo y en automático pasan a formar parte del "México ganador". Estos Juan Pueblo aplauden todo: desde intervenciones extranjeras hasta fraudes electorales. Para ellos todo es válido, con tal de que su estatus quo no sea sacudido, así sea ese estatus tan miserable como el del resto de Juan Pueblo, quizá matizado por una estabilidad económica momentánea, pero igual de tembleque. Este tipo de Juan Pueblo son los verdaderos traidores y esos traidores siempre los ha habido en nuestra historia: el vale-madrismo de un Juan Pueblo individualista que no ve las consecuencias de sus actos porque está más ocupado en su bienestar puramente personal más allá de cómo pueda afectar a otros Juan Pueblo y a la larga a su propio país.

* Pantallazo de cuando existía el foro de discusión del Semanario Proceso. Lo que dice 'cantinflas 45' lo dice todo...


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