Instalación del Consejo Local del Instituto Federal Electoral en el DF
Partido del Trabajo-MORENA
Posicionamiento
Ciudadanos y ciudadanas.
Sin duda el surgimiento del Instituto Federal Electoral (IFE) fue una importante conquista del pueblo de México en favor de la democratización del país. Esta institución materializó la exigencia de que la organización de las elecciones dejara de estar en manos del gobierno y pasara a ser un órgano ciudadano, cuyo objetivo era garantizar los derechos electorales y políticos de los mexicanos dando certidumbre y legitimidad a la elección de autoridades.
En ese contexto, no debemos olvidar que el IFE se creó como consecuencia de dos ejes de la cotidianidad nacional: 1. El fraude electoral de 1988 que encumbró a Carlos Salinas de Gortari; 2. La rebelión indígena de Chiapas que cuestionó en su conjunto, profundamente, al ya entonces decrépito sistema político mexicano.
También debemos recordar que las elecciones de 1997 (organizadas por un nuevo IFE), en su momento representaron a la luz de los resultados un avance para la democracia en México. Por primera vez el PRI, partido en el gobierno, perdió la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados.
Poco después, en el año 2000, ocurrió la primera alternancia en el Poder Ejecutivo Federal. En aquel entonces, algunos pensaron que iniciaba una transición democrática en el país; algo que lamentablemente no ocurrió así. Por diversas razones, sin justificación alguna, Vicente Fox, el PAN y sus comparsas, traicionaron promesas y compromisos democráticos.
Una vez instalados en el gobierno, el panismo garantizó impunidad y continuidad a los personeros del viejo régimen político. En los hechos, la alternancia no significó una verdadera transición democrática, sino la restauración descarada del viejo régimen, con nueva fachada. De esta forma la sociedad mexicana perdió una valiosa oportunidad en el camino de un verdadero cambio democrático.
Asimismo, no debiéramos olvidar que en 2003, por presiones del PAN y el PRI, nuevamente el IFE se partidizó, perdiendo aún más su carácter ciudadano. No es secreto que en aquella ocasión, a través de penosas y tortuosas componendas, ambos partidos impusieron como integrantes del Consejo General a personajes menores, de poco tamaño para cargos tan importantes, para que respondieran directamente a sus intereses.
El desenlace de las elecciones presidenciales de 2006 y la crisis política que se generó, sólo confirmaron que el Instituto Federal Electoral, como institución, había perdido un tanto la brújula y se había subordinado a los intereses de la minoría que se ha mantenido en el poder a través del control que ejerce sobre las instituciones políticas nacionales.
Es evidente que el fraude electoral de aquel año provocó una crisis que aún perdura. Hoy sabemos gracias al cinismo de algunos personajes, que las truculentas maniobras realizadas en la elección presidencial del 2006 distorsionaron el resultado, lo cual representó un duro golpe a las aspiraciones democráticas de millones de mexicanos. Quien no quiera verlo así está en su derecho de negar la realidad.
Desde nuestra óptica, ni el IFE ni el Tribunal Electoral cumplieron el mandato constitucional de otorgar certeza a los procesos electorales. La proclamación del triunfo de un candidato, cuya legalidad y legitimidad ha sido cuestionada por amplios sectores de la población fue una afrenta a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Hoy en consecuencia, estamos bajo el control de los poderes fácticos… en el marco de una oligarquía que malgobierna al país… con partidos políticos que se venden al mejor postor… con severa manipulación por parte de los principales medios de comunicación… en medio de una democracia simulada y una sociedad cada vez más golpeada por la crisis… los cincuenta mil muertos, el creciente desempleo y la dependencia política frente al “extranjero” –entre otros aspectos- así lo demuestran. Las fuerzas de izquierda partimos de un hecho que se confirma en la práctica… el IFE ha sido incapaz de cumplir su misión originaria, es decir, garantizar en cada proceso los derechos políticos y electorales de los ciudadanos.
Aún hoy en México la compra de votos es común… la manipulación de la pobreza con tintes electorales sigue creciendo (entrega de despensas y otras dádivas)... las autoridades no han podido frenar el desvío de los programas públicos... cada día es más obvio el dinero sucio en las campañas electorales… etc., etc., etc. En cierta medida, frente a una realidad que aplasta, las prácticas fraudulentas siguen vigentes.
Es por ello que amplios y diversos sectores de la población nos hemos dado a la tarea de reconstruir la vida democrática y civilizada de nuestro país y de restaurar la legitimidad de los gobiernos emanados de los procesos electorales.
Por eso estamos aquí…
Porque tenemos la certeza y esperanza que la vía democrática garantizará el cambio pacífico y el establecimiento de un gobierno que responda a las aspiraciones y exigencias del pueblo mexicano.
Por eso estamos aquí…
Porque queremos que se cuenten y respeten todos los votos y sean los ciudadanos mexicanos los que verdaderamente decidan el rumbo de nuestro país y no los oligarcas ni los organismos financieros extranjeros ni los poderes fácticos.
Por eso estamos aquí…
Porque estamos convencidos de que somos los ciudadanos organizados quienes debemos ser garantes de los derechos electorales y de que los votos cuenten y se cuenten adecuadamente.
Por eso estamos aquí…
Porque nuestro compromiso, convicción y tarea será vigilar a la autoridad electoral, y coadyuvar en el ensanchamiento de los cauces democráticos para nuestro país y sociedad. Creemos en la democracia y estamos dispuestos a aportar todo nuestro esfuerzo para hacerla realidad.
Finalmente. Más allá del beneficio de la duda a este órgano electoral y a sus integrantes, la exigencia de una verdadera democracia recorre el mundo. Es la hora de los pueblos y de la democracia. El futuro de México está en manos de sus ciudadanos y las elecciones de 2012 son una buena oportunidad para recuperar el camino.
En tal sentido, permítanme señalar brevemente algunos aspectos que me llaman la atención de sus intervenciones.
Las “citas” que mencionó el Consejero Presidente en su intervención inicial son suscribibles en cualquier forma. Sin embargo, por diversas razones sería importante y prudente conocer los nombres de los creadores de tales citas. Pues como bien lo señalan Michael Foucault o Sánchez Vázquez en algunos de sus escritos, los términos (las palabras) tienen muy diferente connotación dichos en la izquierda o en la derecha.
En México muchos hablan de democracia, de justicia social, de honestidad, de amor al prójimo, etc., etc. Sin embargo, ahí están los muertos… el desempleo… el cinismo con que se puede ser candidato y prometer cosas en cadena nacional y no cumplirlas. Recuerdo al “presidente del empleo” que es desmentido por los propios datos y hechos del gobierno federal.
Por eso sería importe el nombre de los dueños de las citas.
Porque de esa manera podríamos ver que, más allá de las palabras -y perdón por ser discrepante, perdón por la discordancia- en una situación donde en alguna manera el discurso rosa televisivo se contrasta con el claroscuro muy doloroso para millones de mexicanos, a mí me evita caer en la ingenuidad y en la autocomplacencia.
Yo también vengo aquí como ciudadano, como señaló uno de los consejeros. Sí, a nombre de un partido político y en representación de mucha gente, de millones de personas que tienen la esperanza de que México cambie y alcance cauces democráticos, que encuentre el camino. Que no sea la demagogia, la parte medular que empieza a enquistarse en la vida nacional.
No quisiera caer sólo en la discordancia, pero tampoco en ingenuidad. Por ejemplo. Me gustan mucho las cifras de la Consejera Flor de María, quien hace un análisis de la disminución de la participación electoral ciudadana entre 1994 al 2006. Y estamos totalmente de acuerdo. Del encanto y emoción ante los procesos democráticos y electorales hemos ido pasando al desencanto frente a los hechos y la realidad. Ha sido una terrible caída de alrededor del 40 y tantos puntos porcentuales, lo cual demuestra que no soy el único que evita caer en la ingenuidad.
La gente está más allá del discurso color de rosa. Donde todos estamos de acuerdo, donde al parecer todos luchamos por lo mismo.
Vuelvo incluso a retomar una idea de la Consejera Flor de María, concordando con ella en la necesidad de aumentar la participación de las mujeres en el ejercicio de gobierno. ¿Quién gobernaba en el Distrito Federal en el periodo 2000-2006 en el que la mitad de los integrantes del gabinete eran mujeres?
Ese discurso donde las cosas están muy bien; donde la vida se parece a un set cinematográfico o televisivo, es el que nos tiene cansados, muy cansados a los ciudadanos.
Vuelvo a reiterar el beneficio de la duda a los integrantes de esta instancia y agradezco de antemano su tolerancia. Pero insisto. Nuestra participación en este órgano electoral tiene por objetivo garantizar el respeto al voto y el sentido histórico de la voluntad popular.
Las discrepancias que tengamos con respecto a lo que acabo de decir, las podemos ir zanjando precisamente en el diálogo y en el discurso; pero debemos observar que a lo mejor tenemos posiciones diferentes en ese diálogo y defendemos intereses diferentes en ese discurso.
A nombre del Partido del Trabajo y del Movimiento Regeneración Nacional, muchas gracias por su atención.
Alejandro Quintero Sahagún
Representante de PT- MORENA DF
Partido del Trabajo-MORENA
Posicionamiento
Ciudadanos y ciudadanas.
Sin duda el surgimiento del Instituto Federal Electoral (IFE) fue una importante conquista del pueblo de México en favor de la democratización del país. Esta institución materializó la exigencia de que la organización de las elecciones dejara de estar en manos del gobierno y pasara a ser un órgano ciudadano, cuyo objetivo era garantizar los derechos electorales y políticos de los mexicanos dando certidumbre y legitimidad a la elección de autoridades.
En ese contexto, no debemos olvidar que el IFE se creó como consecuencia de dos ejes de la cotidianidad nacional: 1. El fraude electoral de 1988 que encumbró a Carlos Salinas de Gortari; 2. La rebelión indígena de Chiapas que cuestionó en su conjunto, profundamente, al ya entonces decrépito sistema político mexicano.
También debemos recordar que las elecciones de 1997 (organizadas por un nuevo IFE), en su momento representaron a la luz de los resultados un avance para la democracia en México. Por primera vez el PRI, partido en el gobierno, perdió la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados.
Poco después, en el año 2000, ocurrió la primera alternancia en el Poder Ejecutivo Federal. En aquel entonces, algunos pensaron que iniciaba una transición democrática en el país; algo que lamentablemente no ocurrió así. Por diversas razones, sin justificación alguna, Vicente Fox, el PAN y sus comparsas, traicionaron promesas y compromisos democráticos.
Una vez instalados en el gobierno, el panismo garantizó impunidad y continuidad a los personeros del viejo régimen político. En los hechos, la alternancia no significó una verdadera transición democrática, sino la restauración descarada del viejo régimen, con nueva fachada. De esta forma la sociedad mexicana perdió una valiosa oportunidad en el camino de un verdadero cambio democrático.
Asimismo, no debiéramos olvidar que en 2003, por presiones del PAN y el PRI, nuevamente el IFE se partidizó, perdiendo aún más su carácter ciudadano. No es secreto que en aquella ocasión, a través de penosas y tortuosas componendas, ambos partidos impusieron como integrantes del Consejo General a personajes menores, de poco tamaño para cargos tan importantes, para que respondieran directamente a sus intereses.
El desenlace de las elecciones presidenciales de 2006 y la crisis política que se generó, sólo confirmaron que el Instituto Federal Electoral, como institución, había perdido un tanto la brújula y se había subordinado a los intereses de la minoría que se ha mantenido en el poder a través del control que ejerce sobre las instituciones políticas nacionales.
Es evidente que el fraude electoral de aquel año provocó una crisis que aún perdura. Hoy sabemos gracias al cinismo de algunos personajes, que las truculentas maniobras realizadas en la elección presidencial del 2006 distorsionaron el resultado, lo cual representó un duro golpe a las aspiraciones democráticas de millones de mexicanos. Quien no quiera verlo así está en su derecho de negar la realidad.
Desde nuestra óptica, ni el IFE ni el Tribunal Electoral cumplieron el mandato constitucional de otorgar certeza a los procesos electorales. La proclamación del triunfo de un candidato, cuya legalidad y legitimidad ha sido cuestionada por amplios sectores de la población fue una afrenta a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Hoy en consecuencia, estamos bajo el control de los poderes fácticos… en el marco de una oligarquía que malgobierna al país… con partidos políticos que se venden al mejor postor… con severa manipulación por parte de los principales medios de comunicación… en medio de una democracia simulada y una sociedad cada vez más golpeada por la crisis… los cincuenta mil muertos, el creciente desempleo y la dependencia política frente al “extranjero” –entre otros aspectos- así lo demuestran. Las fuerzas de izquierda partimos de un hecho que se confirma en la práctica… el IFE ha sido incapaz de cumplir su misión originaria, es decir, garantizar en cada proceso los derechos políticos y electorales de los ciudadanos.
Aún hoy en México la compra de votos es común… la manipulación de la pobreza con tintes electorales sigue creciendo (entrega de despensas y otras dádivas)... las autoridades no han podido frenar el desvío de los programas públicos... cada día es más obvio el dinero sucio en las campañas electorales… etc., etc., etc. En cierta medida, frente a una realidad que aplasta, las prácticas fraudulentas siguen vigentes.
Es por ello que amplios y diversos sectores de la población nos hemos dado a la tarea de reconstruir la vida democrática y civilizada de nuestro país y de restaurar la legitimidad de los gobiernos emanados de los procesos electorales.
Por eso estamos aquí…
Porque tenemos la certeza y esperanza que la vía democrática garantizará el cambio pacífico y el establecimiento de un gobierno que responda a las aspiraciones y exigencias del pueblo mexicano.
Por eso estamos aquí…
Porque queremos que se cuenten y respeten todos los votos y sean los ciudadanos mexicanos los que verdaderamente decidan el rumbo de nuestro país y no los oligarcas ni los organismos financieros extranjeros ni los poderes fácticos.
Por eso estamos aquí…
Porque estamos convencidos de que somos los ciudadanos organizados quienes debemos ser garantes de los derechos electorales y de que los votos cuenten y se cuenten adecuadamente.
Por eso estamos aquí…
Porque nuestro compromiso, convicción y tarea será vigilar a la autoridad electoral, y coadyuvar en el ensanchamiento de los cauces democráticos para nuestro país y sociedad. Creemos en la democracia y estamos dispuestos a aportar todo nuestro esfuerzo para hacerla realidad.
Finalmente. Más allá del beneficio de la duda a este órgano electoral y a sus integrantes, la exigencia de una verdadera democracia recorre el mundo. Es la hora de los pueblos y de la democracia. El futuro de México está en manos de sus ciudadanos y las elecciones de 2012 son una buena oportunidad para recuperar el camino.
En tal sentido, permítanme señalar brevemente algunos aspectos que me llaman la atención de sus intervenciones.
Las “citas” que mencionó el Consejero Presidente en su intervención inicial son suscribibles en cualquier forma. Sin embargo, por diversas razones sería importante y prudente conocer los nombres de los creadores de tales citas. Pues como bien lo señalan Michael Foucault o Sánchez Vázquez en algunos de sus escritos, los términos (las palabras) tienen muy diferente connotación dichos en la izquierda o en la derecha.
En México muchos hablan de democracia, de justicia social, de honestidad, de amor al prójimo, etc., etc. Sin embargo, ahí están los muertos… el desempleo… el cinismo con que se puede ser candidato y prometer cosas en cadena nacional y no cumplirlas. Recuerdo al “presidente del empleo” que es desmentido por los propios datos y hechos del gobierno federal.
Por eso sería importe el nombre de los dueños de las citas.
Porque de esa manera podríamos ver que, más allá de las palabras -y perdón por ser discrepante, perdón por la discordancia- en una situación donde en alguna manera el discurso rosa televisivo se contrasta con el claroscuro muy doloroso para millones de mexicanos, a mí me evita caer en la ingenuidad y en la autocomplacencia.
Yo también vengo aquí como ciudadano, como señaló uno de los consejeros. Sí, a nombre de un partido político y en representación de mucha gente, de millones de personas que tienen la esperanza de que México cambie y alcance cauces democráticos, que encuentre el camino. Que no sea la demagogia, la parte medular que empieza a enquistarse en la vida nacional.
No quisiera caer sólo en la discordancia, pero tampoco en ingenuidad. Por ejemplo. Me gustan mucho las cifras de la Consejera Flor de María, quien hace un análisis de la disminución de la participación electoral ciudadana entre 1994 al 2006. Y estamos totalmente de acuerdo. Del encanto y emoción ante los procesos democráticos y electorales hemos ido pasando al desencanto frente a los hechos y la realidad. Ha sido una terrible caída de alrededor del 40 y tantos puntos porcentuales, lo cual demuestra que no soy el único que evita caer en la ingenuidad.
La gente está más allá del discurso color de rosa. Donde todos estamos de acuerdo, donde al parecer todos luchamos por lo mismo.
Vuelvo incluso a retomar una idea de la Consejera Flor de María, concordando con ella en la necesidad de aumentar la participación de las mujeres en el ejercicio de gobierno. ¿Quién gobernaba en el Distrito Federal en el periodo 2000-2006 en el que la mitad de los integrantes del gabinete eran mujeres?
Ese discurso donde las cosas están muy bien; donde la vida se parece a un set cinematográfico o televisivo, es el que nos tiene cansados, muy cansados a los ciudadanos.
Vuelvo a reiterar el beneficio de la duda a los integrantes de esta instancia y agradezco de antemano su tolerancia. Pero insisto. Nuestra participación en este órgano electoral tiene por objetivo garantizar el respeto al voto y el sentido histórico de la voluntad popular.
Las discrepancias que tengamos con respecto a lo que acabo de decir, las podemos ir zanjando precisamente en el diálogo y en el discurso; pero debemos observar que a lo mejor tenemos posiciones diferentes en ese diálogo y defendemos intereses diferentes en ese discurso.
A nombre del Partido del Trabajo y del Movimiento Regeneración Nacional, muchas gracias por su atención.
Alejandro Quintero Sahagún
Representante de PT- MORENA DF
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