El viernes pasado hubo un serial de apagones en la Ciudad de México y zonas aledañas. Montón de colonias se quedaron sin luz por horas. Me incluyo entre los afectados: 26 hrs., es decir, más de un día entero sin que el servicio se restituyera. No será nada nuevo comentar que la línea telefónica que CFE puso a disposición para quejas de fallas en el suministro de luz estaba saturadísima (nunca pude contactar), tampoco será nada nuevo si me pregunto en voz alta: ¿este es el tipo de servicio que otorgará "la empresa de clase mundial"? Y que conste que yo no la llamo así, más bien así la llaman los spots triunfalistas que día a día taladran en la telera para dormir al respetable.
Procuro llevármela tranquila al respecto, después de todo, CFE nunca verá mi dinero, pero sí me resulta curiosa la manera como se lava las manos esta empresa de clase mundial: el serial de apagones se debe, por supuesto, a que esta empresa no tiene ni el personal, ni la capacidad como para hacer frente a este tipo de contingencias, sin embargo, es más fácil achacarle la situación a los fuertes vientos que azotaron en mi ciudad el viernes pasado. Si digo que todo esto se me hace curioso es porque alguna vez me tocó saber que Felipe Calderón se fue por las ramas en un estilo parecido: para tapar su incompetencia, ignorancia y pelelez, prefirió achacarle a la luna las inundaciones que acontecieron hace un par de años en Tabasco.
Pero sea... trato de ponerme en el lugar de la CFE: sería ridículo que admitiera la verdadera insuficiencia de la que adolece y que la llevarán a no darse abasto ante contingencias por las que seguirá viéndose rebasada, pues ello chocaría con todo el juego de la percepción que ha tratado de establecer en la población el pseudo-gobierno con sus spots que, además, han costado millones del erario. En ese sentido, comprendo a la CFE.
Ayer por la tarde se me ocurrió ir al Sindicato Mexicano de Electricistas para hacerles saber lo que pasaba en mi colonia. Imaginé que mucho no iban a poder hacer, sin embargo, el compañero electricista que atendió 'mi queja' también me hizo saber que tienen al personal y las herramientas necesaria para corregir mucho más rápido este tipo de problemas, sin embargo, se encuentran atados de manos y nada pueden hacer, pues aunque trataran de intervenir con la mejor de las intenciones para re-establecer el servicio de luz, ya saben que el pseudo-gobierno está esperando incluso este tipo de movilizaciones para acusar al gremio hasta de sabotaje. Qué poca madre, es lo menos que puedo decir y me estoy viendo sumamente respetuosa para lo absurdo de la situación.
Mientras tanto, Haití se las está viendo negras con el sismo que les azotó y todo el caos en el que están inmersos no me permite evitar ver en esa nación sumida en la miseria un espejo de lo que podría suceder en México. Calderón nos ha pedido que nos solidaricemos con esta nación y yo, obediente, le hago caso: va mi solidaridad para los haitianos, pero de eso a que me pidan que done dinero y víveres, ahí sí me van a perdonar pero no lo haré. Ya por ahí de repente salen los respetuosos de las formas para lamentar mi punto de vista al respecto, allá ellos si quieren donar algo, muy respetable, pero para mí México es primero y los mexicanos estamos primero. Mi congruencia no me permite asimilar como FeCal nos pide solidaridad para con Haití mientras aquí mismo los SMEítas nos necesitan porque el mismo FeCal fue el que los dejó sin empleo de la noche a la mañana; para variar, tan no creo en las insituciones mexicanas que ni en la Cruz Roja mexicana confío y mi suspicacia me lleva a preguntarme si todo lo que yo pudiera donar llegaría íntegro a dicha nación. Ahora bien, ¿FeCal nos pide solidaridad? pues que él lo haga quitándose una buena tajada de su muy, pero muy privilegiado salario en lugar de estar sacando dinero quien sabe de donde para donar, dinero que más falta le hace a muchos sectores de mis compatriotas.
La manga. Prefiero seguir yendo directamente a las oficinas del SME a dejar mis despensas. Me consta, porque los he visto, como los compañeros llegan cansados después de estar volanteando e informando en las calles (el cerco mediático los ha obligado a romper el mismo informando de boca en boca) a buscar algo para comer, llevan ya casi tres meses -y contando- sin salario ni prestaciones y la mayoría tienen bocas que alimentar.
Felipe Calderón, pues, puede irse al cuerno con su falsa humanidad. El individuo no es más que candil de la calle y oscuridad de su casa.
*****
* El colofón: Recordando, recordando, ya que de candiles de la calle hablamos... la CIRT (Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión) hace tiempo se indignó porque Hugo Chávez expropió en Venezuela una de sus principales televisoras (y tan buenas telenovelas que hacía, caray, ¡qué golpe a la cultura!) y hasta spots radiales salieron en aquél entonces en donde esta Cámara se solidarizaba con dicha televisora clamando aquello del respeto a la libertad de expresión y no sé que tanta faramalla. Tiempo después de esto, en México, una de las mejores comunicadoras que tenemos, Carmen Aristegui, fue cesada de W Radio bajo motivos sumamente burdos en un claro intento por acallar la libertad de expresión. ¿Y la CIRT, 'apá? Esa vez brilló por su ausencia.
No cabe duda que dios los hace, dicen por ahí...
Procuro llevármela tranquila al respecto, después de todo, CFE nunca verá mi dinero, pero sí me resulta curiosa la manera como se lava las manos esta empresa de clase mundial: el serial de apagones se debe, por supuesto, a que esta empresa no tiene ni el personal, ni la capacidad como para hacer frente a este tipo de contingencias, sin embargo, es más fácil achacarle la situación a los fuertes vientos que azotaron en mi ciudad el viernes pasado. Si digo que todo esto se me hace curioso es porque alguna vez me tocó saber que Felipe Calderón se fue por las ramas en un estilo parecido: para tapar su incompetencia, ignorancia y pelelez, prefirió achacarle a la luna las inundaciones que acontecieron hace un par de años en Tabasco.
Pero sea... trato de ponerme en el lugar de la CFE: sería ridículo que admitiera la verdadera insuficiencia de la que adolece y que la llevarán a no darse abasto ante contingencias por las que seguirá viéndose rebasada, pues ello chocaría con todo el juego de la percepción que ha tratado de establecer en la población el pseudo-gobierno con sus spots que, además, han costado millones del erario. En ese sentido, comprendo a la CFE.
Ayer por la tarde se me ocurrió ir al Sindicato Mexicano de Electricistas para hacerles saber lo que pasaba en mi colonia. Imaginé que mucho no iban a poder hacer, sin embargo, el compañero electricista que atendió 'mi queja' también me hizo saber que tienen al personal y las herramientas necesaria para corregir mucho más rápido este tipo de problemas, sin embargo, se encuentran atados de manos y nada pueden hacer, pues aunque trataran de intervenir con la mejor de las intenciones para re-establecer el servicio de luz, ya saben que el pseudo-gobierno está esperando incluso este tipo de movilizaciones para acusar al gremio hasta de sabotaje. Qué poca madre, es lo menos que puedo decir y me estoy viendo sumamente respetuosa para lo absurdo de la situación.
Mientras tanto, Haití se las está viendo negras con el sismo que les azotó y todo el caos en el que están inmersos no me permite evitar ver en esa nación sumida en la miseria un espejo de lo que podría suceder en México. Calderón nos ha pedido que nos solidaricemos con esta nación y yo, obediente, le hago caso: va mi solidaridad para los haitianos, pero de eso a que me pidan que done dinero y víveres, ahí sí me van a perdonar pero no lo haré. Ya por ahí de repente salen los respetuosos de las formas para lamentar mi punto de vista al respecto, allá ellos si quieren donar algo, muy respetable, pero para mí México es primero y los mexicanos estamos primero. Mi congruencia no me permite asimilar como FeCal nos pide solidaridad para con Haití mientras aquí mismo los SMEítas nos necesitan porque el mismo FeCal fue el que los dejó sin empleo de la noche a la mañana; para variar, tan no creo en las insituciones mexicanas que ni en la Cruz Roja mexicana confío y mi suspicacia me lleva a preguntarme si todo lo que yo pudiera donar llegaría íntegro a dicha nación. Ahora bien, ¿FeCal nos pide solidaridad? pues que él lo haga quitándose una buena tajada de su muy, pero muy privilegiado salario en lugar de estar sacando dinero quien sabe de donde para donar, dinero que más falta le hace a muchos sectores de mis compatriotas.
La manga. Prefiero seguir yendo directamente a las oficinas del SME a dejar mis despensas. Me consta, porque los he visto, como los compañeros llegan cansados después de estar volanteando e informando en las calles (el cerco mediático los ha obligado a romper el mismo informando de boca en boca) a buscar algo para comer, llevan ya casi tres meses -y contando- sin salario ni prestaciones y la mayoría tienen bocas que alimentar.
Felipe Calderón, pues, puede irse al cuerno con su falsa humanidad. El individuo no es más que candil de la calle y oscuridad de su casa.
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* El colofón: Recordando, recordando, ya que de candiles de la calle hablamos... la CIRT (Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión) hace tiempo se indignó porque Hugo Chávez expropió en Venezuela una de sus principales televisoras (y tan buenas telenovelas que hacía, caray, ¡qué golpe a la cultura!) y hasta spots radiales salieron en aquél entonces en donde esta Cámara se solidarizaba con dicha televisora clamando aquello del respeto a la libertad de expresión y no sé que tanta faramalla. Tiempo después de esto, en México, una de las mejores comunicadoras que tenemos, Carmen Aristegui, fue cesada de W Radio bajo motivos sumamente burdos en un claro intento por acallar la libertad de expresión. ¿Y la CIRT, 'apá? Esa vez brilló por su ausencia.
No cabe duda que dios los hace, dicen por ahí...
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