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miércoles, 28 de octubre de 2009

NUESTRO MOVIMIENTO CIUDADANO: UNA LUCHA A MUERTE

Esa es nuestra lucha. Es una lucha a muerte no porque se tenga que tomar un arma y matar al de enfrente. Es una lucha a muerte porque es más fácil que ésta nos alcance aún estando en la lucha y también porque sus frutos deben trascender más allá de ella. Es una lucha contra corriente. Aprendemos a ser salmones.

Los salmones son peces que nadan contra corriente, remontan ríos embravecidos y también caídas de agua. Increíble es ver la fuerza de esas criaturas luchando incansables contra semejante embate. La fuerza del agua va contra ellos y solo los más tenaces, los más fuertes y los más tercos llegan al final y dejan su herencia: la semilla para próximas generaciones. Después mueren… pero ya pasaron su legado. Han trascendido.

Así es nuestro movimiento ciudadano. Así es nuestra lucha. No solo porque estamos en contra del embate del poder y el dinero, ambos dictando lo que llaman "verdad oficial", sino también porque estamos sembrando la semilla que fecundará las conciencias y mentes no solo de nuestros hijos, sino de generaciones que vienen detrás de nosotros, porque no se necesita engendrar vida a partir de una semilla biológica para hacer conciencia de que hay más mexicanos detrás de uno. Es nuestra obligación trascender por nosotros y por todos ellos.

Nuestra lucha no solo es a muerte, sino que también cuenta con armas y son muy "peligrosas": la información, la palabra, la concientización y la razón. Estas cuatro armas forman un círculo perfecto: la información nos abre los ojos, la palabra es nuestro instrumento para concientizar a otros no solo con un discurso o con una ponencia, sino también con música, con poesía o con muestras artísticas; todo ello aderezado con ingenio, con chispa, con maña, con inteligencia y con la razón, fiel compañera de la verdad.
Es cierto: no hay una verdad absoluta, pero nos acercamos más a ella y tiene más contundencia cuando le acompaña la razón, porque la razón nace de un pensamiento inteligente, conciente y congruente, apegado a los hechos y a una realidad. Si todo ello se sustenta con información, el círculo se cierra. Un círculo perfecto. Ya estamos pasando la voz. Pasamos el legado. Y comienza a darse el cambio.

A tres años del fraude electoral del 2006, ya puedo aventurarme a mirar hacia atrás y comenzar a hacer una pequeña retrospectiva de nuestro movimiento ciudadano. Más allá de la historia que estamos construyendo, estamos cimentando ya las primeras bases de una nueva cultura política en donde como sociedad también nos estamos involucrando en las decisiones políticas y esta nueva visión no debe aflojar, mucho menos debe abandonarse, porque tampoco quiero que de aquí a 100 años una nueva generación de mexicanos esté luchando nuevamente por restaurar una V República. No quiero que se cometan errores históricos de logros que, más que servir como ejemplo vivo, pareciera que se guardaron en un cajón y ahí quedaron olvidados llevándonos a un franco retroceso, tantito porque así le ha convenido al sistema corrupto, otro tanto porque nosotros hemos guardado un muy cómodo silencio. Por ello es mi deseo que vayamos por más. Quiero un cambio, una nueva visión no solo en la forma de hacer política, también deseo una nueva manera de hacer cultura cívica, de hacer cultura social, de hacer cultura ecológica y de respeto a otros seres, de respeto a la dignidad de mujeres y hombres, porque antes que vernos por géneros, somos todos seres humanos. Quiero que en esos cambios todos luchemos por alcanzar nuestras metas, pero no con tranzas y trampas, ni con dinero de por medio, ni con compadrazgos o amiguismos, mucho menos con cuerpomático. Quiero que todos seamos ambiciosos y nos forjemos objetivos y sueños, pero que los alcancemos como nos lo ha dicho nuestro Presidente Legítimo: sin tener que dejar la dignidad en el camino, porque es fácil olvidarse de la dignidad cuando los caminos cómodos y vanos nos tientan para alcanzar nuestras metas.

Ésta es nuestra lucha a muerte. Una lucha de re-educación de una sociedad al completo. Un imposible que puede ser posible. Si bien es cierto que en las leyes de la naturaleza un organismo que no evoluciona está condenado a la extinción, lo mismo puede suceder a nuestra sociedad si no cambiamos, si no concientizamos, si no avanzamos.

Informémonos, pero también en esto vayamos un paso adelante y evolucionemos: aprendamos a informarnos viendo trasfondos, viendo que hay detrás de esa "verdad oficial", sepamos leer entre líneas. Seamos críticos, exigentes, investigadores y preguntones de esa información justo como un científico pregunta e investiga con tal de acercarse lo más posible a la verdad, por muy incómodos y molestos que resulten sus cuestionamientos y señalamientos.

Evolucionemos y revolucionemos empezando por nuestra propia mente y nuestra propia conciencia, después trascendamos pasando nuestra voz a manera de legado y nuestras acciones a manera de ejemplo, pero sobre todo: no dejemos estas lecciones guardadas en un cajón. Nunca olvidemos.

* Se publicó el 7 de abril de 2009 en CONCIENCIA TV

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