Tiene ya bastante tiempo que me hicieron esa pregunta. Fue por allá de finales del 2007 en un espacio virtual en donde la mayor parte de los usuarios cubre un rango de edad entre los 14 y 20 años, pero aún con ello, admito que la pregunta fue planteada de manera inteligente e ingeniosa. También tuve que pensar un poco cómo responder en ese mismo sentido.
AMLO es, en definitiva, tema vigente y no solo actual, sino también a futuro. También sé que es difícil que los grandes hombres logren ver la culminación de las grandes obras que inician, pero por algo estamos nosotros. Somos las semillas que, de alguna manera, deberemos florecer en campo fértil para seguir siendo portavoz en palabra y en ejemplo de lo que ese hombre está sembrando.
Esto fue lo que respondí a la pregunta con la que titulo esta entrada dominguera:
Un AMLO es algo así como una medicina que te saca del letargo y es capaz de despertar tu parte dormida, esa parte renegada que igual todos tenemos, pero que muchas razones callamos, quizá por una civilidad o una educación un poco mal enfocada y mal entendida, quizá por miedo, quizá hasta por temor al ‘qué dirán’, o tal vez hasta por mera pose.
Cuando le das una probada a AMLO, de inmediato sientes el frescor de liberarte para expresarte en lo que sientes y en lo que piensas; la vena renegada de tu sien se inflama y entonces te enojas, te enojas contigo mismo porque te das cuenta de que te has quedado callado cuando en realidad puedes y debes expresarte; te enojas porque te das cuenta de que has agachado muchas veces la cabeza, cuando es tu deber levantarla y mirar de frente; también te enojas porque tomas conciencia de que tus representantes y autoridades no son dioses, ni tampoco tienes que darles las gracias por todo, sino que es al revés: como ciudadano tú eres su patrón, ya que de los impuestos que tú pagas salen sus salarios nada deleznables y además ellos trabajan para ti, así que es tu derecho y obligación exigirles que te cumplan.
AMLO tiene efectos perdurables en tu organismo. Es también una medicina de efecto prolongado: te abre los ojos, te abre el entendimiento y al menos en mi caso me dio una nueva forma de comprender lo que es ser nacionalista, pero nacionalista no nada más para gritar de emoción un 15 de septiembre o cuando la selección mexicana gana un partido.
¿Con qué se come AMLO?: Puedes hacerte de una dosis en vivo con alguna asamblea convocada por él. En ellas encontrarás a muchos inoculados (puedes llamarnos ‘locos’), pero creo que si ves a un ancianito que llega y se sienta en su güacalito a esperarlo para escucharlo hablar, a la familia que va completa y se come su torta sentada en el piso de cemento mientras él llega, a la señora que lleva hasta al perro, al niño montado en los hombros de su padre o a escritores de la talla de Elena Poniatowska que le acompañan en el templete, igual y cuando te pases esa medicina ya no te sepa tan amarga y entiendas el efecto que produce.
Ignoro si seas o no mexicano, pero en caso de que no lo seas, aún así recomiendo probar a AMLO, los latinoamericanos tenemos mucho en común y arrastramos una historia similar en cuanto a colonialismo, imposición, conquista espiritual y explotación de recursos de manos extranjeras.
Si te dejas invadir de AMLO igual y un día entiendas que no se busca nada exagerado, mucho menos incongruente. En esencia es sólo tratar de recuperar la dignidad perdida que hace ya más de 500 años muchos pueblos autóctonos perdieron. Eso y lo que por derecho es nuestro, no de ajenos.
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* Para publicación de Rompiendo el Cerco Informativo en su tercera edición emanado del Foro de la Piedra en el Huarache. 18 de marzo de 2008. Zócalo de la Cd. de México. Comenzaba la defensa del petróleo.
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* Se publicó un 6 de septiembre de 2009 en CONCIENCIA TV
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